Aunque el concepto de traducción automática (TA) se empezó a idear en el siglo XVII, este solo se materializó a partir de la década de los cincuenta. En ese momento es cuando se ve una evolución sin precedentes, no solo en este campo sino a nivel tecnológico. Tal ha sido su avance y acogida que se puede afirmar que la traducción automática llegó para quedarse.
Y es que hay argumentos de sobra que lo demuestran. Por ejemplo, ¿no ha recurrido a traductores en línea para entender un correo electrónico en otro idioma? o ¿alguna vez ha utilizado la traducción automática de sitios de compras en línea para entender las características del producto?
O quizás ha leído contenido traducido automáticamente sin saberlo, como ocurre con algunos artículos de soporte de Microsoft, que al final tienen la siguiente nota:
Aunque muchos han debatido sobre los pros y los contras de este tipo de traducción, el objetivo de este artículo no será darle un papel de héroe ni de villano. Simplemente es una realidad que la industria ha tenido que afrontar y debe adaptarse a ella.
¿En qué consiste la traducción automática?
En pocas palabras, es un tipo de traducción en la que no hay intervención humana, sino que se utiliza un software. Al verlo de ese modo, parece un proceso sencillo que ocurre con un simple clic o al presionar una sola tecla. Sin embargo, no es así, la parte tecnológica detrás de la creación de un traductor automático está compuesta por algoritmos, diccionarios, glosarios y demás fuentes de información. Entre más información precisa se cargue al software (en los pares de idiomas requeridos), mejor será el resultado. Esto quiere decir que se requiere trabajo humano previo y continuo para obtener una calidad aceptable.
En consecuencia, la traducción automática se clasifica teniendo en cuenta la forma como se obtiene la información de referencia. Los tres grupos principales son:
- Sistemas estadísticos: se requieren grandes cantidades de textos monolingües y bilingües como base para calcular probabilidades, detectar equivalencias y determinar la opción que mejor encaja.
- Sistemas basados en reglas: se denomina de ese modo porque la información de referencia está compuesta por normas lingüísticas y gramaticales relativas al par de idiomas requeridos. Además, se incluyen diccionarios, ya sean generales o especializados.
- Sistemas basados en redes neuronales: incorpora la información de los sistemas anteriores. Como su nombre lo indica, asocia las palabras con una frase y, a su vez, la relaciona con información lingüística y de otra índole contenida en la base de datos de referencia, permitiendo crear oraciones más coherentes y fluidas.
Ahora bien, cabe aclarar que TA no es sinónimo de traducción asistida por computadora (CAT), ya que en esta última, no es un software el que traduce, sino un ser humano. Además, es un método en el que el traductor hace uso de herramientas tecnológicas que le permiten generar trabajos de alta calidad, en menor tiempo y de forma consistente.
Motores de traducción automática
Si en este momento le preguntara qué herramientas de traducción automática conoce, lo más probable es que responda: Google Translate. Esta herramienta se lanzó en el 2006, ofreciendo servicios en idiomas como inglés y chino, pero con el tiempo incorporó más. Según su jefe de producto, Barak Turovsky, en el 2018 ya ofrecían el servicio en 103 idiomas.
Sin embargo, aunque es uno de los más populares, este no es el único motor de traducción automática. En su informe más reciente, Intento, Inc., analizó los 15 motores más reconocidos del sector, con el fin de evaluar su calidad en función del tipo de documento, la industria y el par de idiomas. Entre los más distinguidos están:
- Amazon Translate: destacado por el resultado que genera al traducir de inglés a francés, portugués, español, japonés y coreano; en campos relacionados con hardware y software. De hecho, uno de sus clientes principales es Siemens.
- DeepL: reconocido por la calidad de sus traducciones de inglés a alemán, francés y español en sectores como el financiero. Además, cuenta con clientes como Roche, que hace parte de la industria farmacéutica.
- Google Cloud Translation API: una herramienta mucho más avanzada que Google Translate, en la que sobresalen sus traducciones de inglés a francés (en el campo legal), alemán (en la industria de software) y ruso (en el sector comercial y de servicios públicos). Uno de sus clientes destacados es Mercado Libre.
- SDL: su calidad se reconoce en traducciones de inglés a alemán (en el área de las telecomunicaciones), español (en el sector de software) y japonés (en la industria del turismo y las artes). Verint Next IT es uno de sus clientes reconocidos.
- SYSTRAN: software distinguido por ser la herramienta predilecta de la Unión Europea y poder trabajar sus 24 idiomas oficiales. Los campos que mejor domina son: jurídico, telecomunicaciones y software.
Mejores motores de traducción automática por par de idiomas
Clientes de la traducción automática
¿Se dio cuenta de la característica que predominó en los ejemplos anteriores? Si los analiza detalladamente, puede notar que las empresas y organizaciones que suelen recurrir a este tipo de herramientas son de gran escala.
Esto se debe a que, por lo general, necesitan traducir grandes cantidades de información en poco tiempo. Además, pueden invertir dinero y recursos para la elaboración de fuentes de referencia confiables. Y están dispuestas a cubrir los costos inherentes al mantenimiento continuo de esas bases a fin de mejorar la calidad de las traducciones.
Como se mencionó anteriormente, la traducción automática no es tan sencilla como parece. Además, la calidad de una herramienta gratuita no será la misma que la ofrecida por motores especializados, puesto que este tipo de sistemas se ven afectados por factores como la cantidad de textos de referencia, el contexto, la estructura gramatical y el par de idiomas requerido.
En últimas, la industria es consciente de esta característica y por eso ha creado nuevos servicios como el de posedición, en el cual una persona experta revisa el texto traducido automáticamente para mejorar su calidad. Este se presta a precios más bajos que los de una traducción convencional, pero su resultado es mejor si se compara con una traducción automática generada por motores gratuitos que no pasa por una revisión.
La tecnología y sus avances llegaron para quedarse y apoyar a los seres humanos en la realización de sus procesos. Sin embargo, su finalidad nunca ha sido ni será reemplazar al hombre.
Autor: Carolina Beltrán